
Rebelión contra la violencia: La violencia en el día de hoy y las víctimas de esta

Escrito por Marco Antonio Zelaya Castro, miembro de la Comisión de Diálogos Humanos del Equipo de Derechos Humanos
Al día de hoy se habla mucho sobre el terrorismo a nivel mundial, tanto en los medios como en el ámbito político; se plantean desde proyectos de ley que promueven la censura política bajo la excusa de la seguridad nacional y la preservación de la armonía social; hasta proyectos que invaden las libertades personales en nombre de la vigilancia y protección. Estas iniciativas, muchas veces lejos de promover la protección de los derechos de las personas, lo que en realidad buscan es preservar un status quo que conviene a ciertas élites de poder, cuyas preferencias siempre están orientadas a no recibir cuestionamientos vinculados a sus posiciones de poder que usan en beneficio propio. Ello lejos de provocar el efecto que alegan diversos sectores, debilita la lucha contra los verdaderos actos de terrorismo y de forma indirecta constituye una falta de respeto al dolor por el que atraviesan las víctimas, quienes se ven obligados a ver cómo se instrumentaliza su dolor para poder impulsar políticas públicas y dar foro a corrientes de opinión que lejos de evitar más muertes, sirven a intereses particulares que también juegan en pared al problema principal de fondo: la violencia y la intolerancia.
El Día Internacional de Conmemoración y Homenaje a las Víctimas del Terrorismo es una efeméride reciente, pero de gran importancia; la violencia como herramienta bajo cualquier motivo es inadmisible y las víctimas que han fallecido por culpa de este tipo de actos deben ser recordados y honrados; para que así también la historia nunca vuelva a repetirse. Por dicha razón, en el presente artículo se analizarán algunos puntos de gran importancia vinculados a los motivos para conmemorar esta importante fecha y lo que representa.
El manejo del término “terrorismo”:
Muchas veces desde ciertos sectores políticos se insinúa que el terrorismo es la mera alteración de la paz y el hecho de “aterrar a los ciudadanos”, terminología que resulta vaga y que dada la subjetividad con que se puede interpretar ello, puede dar paso a la criminalización de otro tipo de conductas que de ninguna manera están vinculadas al uso del terror como instrumento para algún objetivo. En dicho sentido, se debe hacer dicha diferenciación de forma categórica, puesto que, la protesta no es violencia, dado que, aún cuando se producen hechos violentos generados por la represión policial; ello está lejos de lo que realmente implican los actos de terrorismo.
El terrorismo es definido como aquellos actos de violencia y terror orientados a infundir un mensaje mediante el uso de acciones violentas que van deliberadamente dirigidas sea contra la población civil directamente, contra bienes o personal gubernamental o contra las fuerzas del orden para debilitar la organización que rige nuestra sociedad mediante la mera violencia.
En dicho sentido, Tania Rodriguez indica que el terrorismo puede ser definido como una secuencia de actos impresos por su violencia, planificada y de gran exposición mediática; que ataca objetivos que no son necesariamente militares para así poder desestabilizar a la sociedad mediante el miedo e inseguridad, pudiendo así moldear las corrientes de opinión en los procesos de toma de decisión o para la obtención de ciertos objetivos previamente definidos. (1) Esto quiere decir que el terrorismo no se mide solo por la violencia de sus actos sino también por la intención que estos tienen y el impacto que producen sobre la sociedad. Brindando así un panorama más claro sobre lo que podemos considerar como terrorismo y así poder plantar una lucha frontal contra este tipo de actos.
Sin embargo, ello lleva a una interrogante más amplia, ¿Por qué existen actos que son considerados como terrorismo y otros que no, cuando tienen las mismas características? ¿Existen actos más propensos a ser vistos como terrorismo que otros, dependiendo de quién los ejecuta?
La “violencia permisible” y “la violencia inadmisible”
Lastimosamente, la condena hacia los actos que pueden ser considerados como terrorismo no siempre se da en coros unánimes, como correspondería ante tales transgresiones del orden público, sino que se hacen críticas selectivas y convenientes. Puesto que, si bien la violencia es un elemento internacionalmente condenado, a veces se suelen expresar justificantes para intentar hacer ver como más o menos “permisible” el uso de la violencia. En España, por ejemplo, se encuentra en vigencia, la “Ley de Seguridad Ciudadana”, mejor conocida como “Ley Mordaza” que ha producido la criminalización de diversos colectivos ciudadanos de protesta y también de movimientos independentistas con objetivos políticos claros y que no tienen relación con hechos de violencia de esta naturaleza. (2) Demostrando así que si bien pueden existir hechos violentos que merezcan la total condena, muchas veces los actores políticos usan la generalización de estos términos para poder dirigir la opinión pública en cierto sentido u otro.
Por ejemplo, el caso de Israel y Palestina es un claro ejemplo del doble rasero de muchos estos grupos que alegan ser fervientes promotores de la lucha contra el terrorismo internacional. Puesto que, si bien las acciones del grupo terrorista palestino conocido como Hamas deben ser condenadas en todos sus extremos, ello no justifica la contrarrespuesta ejercida por las autoridades que dirigen el Estado de Israel, que no solo ataca las posiciones ocupadas por este grupo sino que masacra enclaves palestinos de población civil y aplica una campaña generalizada de agresión contra los palestinos ante las autoridades de la comunidad internacional. Quienes guardan silencio o mantienen una actividad cómplice ante estos hechos, lo que demuestra que aún a día de hoy dentro de la política internacional existen rezagos del imperialismo, como menciona Guillermo Maya, en la medida que existen intereses definidos que pueden manejar la opinión pública a su conveniencia y así poder ejercer un poder indirecto sobre las decisiones que toman sus autoridades. (3) Debido a ello, el terrorismo debe ser pensado no solo desde una óptica unidimensional que abarque situaciones de forma masiva.
En el caso palestino, se da una criminalización masiva de todo un pueblo por la mera ocupación de un territorio que ocupaban de forma previa a la creación del Estado de Israel. Por lo que, independientemente del debate vinculado a la necesidad de reconocer la soberanía del estado palestino, la comunidad internacional toma un fuerte rol entre lo que puede ser considerado como “violencia inaceptable” y la violencia para “corregir” ciertas situaciones que se desarrollan en contra del estatus establecido.
Las víctimas de la violencia
Tras todo lo analizado se tiene que enfatizar que la relativización y abuso del uso del término “terrorismo” no provoca un mayor o más ferviente apoyo a la lucha contra el terrorismo y el respeto hacia sus víctimas. Por el contrario, disminuye la fuerza del verdadero mensaje que se debe asumir como sociedad internacional y a la vez resta el respeto que se tiene a las víctimas de estos trágicos sucesos. La violencia en la época contemporánea resulta algo aberrante y contrario a todo valor democrático y humano que debemos compartir en sociedad. De tal modo que si bien podemos tener muchas diferecias entre los distintos sectores de la sociedad, siempre debe respetarse un límite infranqueable, límite sin el que llegaríamos a rincones muy oscuros de la humanidad y que podrían implicar el fin de un sueño colectivo como sociedad. Debido a ello, es nuestro deber como personas parte de este país y de esta comunidad mundial el reforzar el mensaje de que la violencia nunca deberá ser normalizada, que aquellos que la apliquen nunca quedarán en la impunidad y aquellos que la padezcan nunca dejarán de recibir la justicia que les corresponde por haber sido las víctimas de actos que todos debemos aborrecer.
En dicho sentido, vale resaltar que ello implica no solo rechazar los hechos de violencia que se producen en el tiempo presente sino también aquellos que ya están asentados en la memoria histórica. Puesto que, como señala Luis Castells, el manejo que se realiza sobre el relato histórico colectivo que se suele denominar “memoria histórica” es lo que define el rumbo que tomará determinada sociedad para poder afrontar los problemas de su futuro y presente provocados por las heridas del pasado; teniendo ello un impacto necesariamente en la percepción que se tiene de dichos problemas al respecto. (5) En dicho sentido, resulta cierto que la sociedad y la política internacional se encuentra en un momento muy oscuro de giros hacia los puntos más extremos e intolerantes, la falta de empatía y la normalización de estos elementos. Sin embargo, el cambio para evitar llegar a extremos más aterradores radica en nosotros mismos, quienes tenemos un rol como ciudadanos votantes y pensantes, puesto que, al fin y al cabo, la sociedad es lo que podemos hacer de ella y debemos esforzarnos por hacerla un lugar mejor para todos.
BIBLIOGRAFÍA:
- https://espaciospublicos.uaemex.mx/article/view/19762/14667
- https://www.lamarea.com/2024/07/01/nueve-anos-de-la-ley-mordaza-protestar-no-es-terrorismo/
- https://revistas.unal.edu.co/index.php/ede/article/view/108996/91127
- http://revista-hsj-historia.unavarra.es/article/view/3080/3619
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