Escrito por Mariana Díaz, miembro de la Comisión de Diálogos Humanos, del Equipo de Derechos Humanos de la PUCP.

Una de las pioneras del aborto legal en Argentina, Dora, hizo en su momento un llamado a celebrar, abrazar y cuidar la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo que resulto revolucionario. Su lucha nos invita a reflexionar sobre los desafíos que el feminismo debe enfrentar en este contexto. Dora fue quien caracterizó al aborto como una “revolución”, afirmando que “la mujer, cuando decide, da un salto revolucionario”, un acto que cobra aún más significado para aquellas mujeres en situación de pobreza, ya que se enfrentan a una serie de opresiones: “Se pone en contra del marido, del cura, de la policía, del intendente y de todo un sistema político que nos hace rehenes del aborto” y era precisamente eso lo que repetía y explicaba en los inicios de la Comisión por el Derecho al Aborto para acentar un pensamiento que debía traer consigo acciones que cambiaran la realidad de las mujeres en Argentina. 

Su historia con y para el feminismo inicia en septiembre de 1976 cuando Dora se vio obligada a exiliarse en Francia debido a la represión de la dictadura militar. Allí, tuvo su primer contacto profundo con este movimiento, enriqueciendo su perspectiva a través de experiencias y debates con otras mujeres que también huían de regímenes autoritarios en América Latina y de sus realidades, algunas no tan alejadas a la suya. Según Olga Cristiano, una de sus compañeras, Dora se sumergió en un ambiente influenciado por el Mayo Francés, un tiempo en el que “los estudiantes se unían a los trabajadores en busca de condiciones más justas”. Este entorno revolucionario fue crucial para su vida y su lucha por la legalización del aborto, que ya este era un derecho en Francia desde 1975.

Con el retorno de la democracia en Argentina, Dora regresó con un único objetivo: convertir el aborto en ley para todas las mujeres argentinas que lo necesitaran. Su obra más significativa como activista fue la creación de la Comisión por el Derecho al Aborto (CDA), junto a compañeras como Alicia Schejter, Safina Newbery, María José Rouco Pérez, Laura Bonaparte —referente histórica de las Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora—, Carmen González, abogada feminista, Nadine Osídala y Rosa Farías, enfermera del Hospital Muñiz. Su experiencia y compromiso fueron claves para definir la misión de la agrupación.

Fue finalmente en 1989 que la CDA participó por primera vez en la movilización del 8 de marzo, llevando una bandera roja para identificar su presencia pero a pesar de la presión del tiempo y la magnitud de sus metas, las integrantes de la CDA se dedicaron con gran perseverancia a participar en Encuentros Nacionales de Mujeres, debatir en programas de radio y escribir artículos para periódicos y revistas de diversos estilos. También recolectaban firmas para su anteproyecto de ley, redactaban cartas a políticos y realizaban visitas para establecer contacto con mujeres en partidos políticos, siempre con un enfoque proactivo en la lucha por el derecho al aborto.

Dora falleció un 17 de Agosto de 2009 y hasta en sus últimos momento dedicó su vida al movimiento feminista por la protección de los derechos de las mujeres. Su propia hija cuenta cómo su madre insistía en seguir participando de las marchas y eventos para llegar con un mensaje que sabía se debía seguir transmitiendo en voz alta y clara. El aborto en argentina ya ha sido despenalizado y todo es gracias a las diferentes mujeres que formaron parte de la  historia y que lo siguen haciendo, Dora entre ellas. Es por eso que su continuo recuerdo y lucha en argentina sigue siendo una inspiración para los demás países de latinoamerica donde el aborto aún no es legal y donde falta aún un largo trayecto por recorrer.

Este hagamos memoria se realizó con las fuentes de: