Escrito por Andrea Luján Chilet y Rafael Polar Huaco, miembros de la Comisión de Diálogos Humanos del Equipo de Derechos
Introducción
El pasado 19 de febrero, el noticiero dominical Cuarto Poder presentó, ante los televidentes peruanos, un reportaje que expuso los altos costos de inversión para la lujosa alimentación de los ‘padres de la patria’: los congresistas de la República. La indignación popular no tardó en manifestarse, pues el reportaje también señalaba que se había realizado un cambio de menú de 16 soles por un buffet de 80 soles, lo cual llamó la atención de la ciudadanía inmediatamente.
“En un día de pleno, los congresistas pueden llegar a consumir hasta 190 soles por persona, solo en alimentación. Entonces, si hacemos cuentas, cuesta cerca de 25 mil soles alimentar a los congresistas en un solo día de actividades y eventos oficiales como ellos, muy convenientemente, han denominado a las jornadas del día.”
Fue la premisa presentada por el noticiero en su informe periodístico. Sin lugar a dudas, se comprobó cómo, en un lapso de dos meses, se ha gastado la fuerte suma de 444 mil soles aproximadamente solo en alimentación, sin considerar los otros eventos protocolares que se han podido llevar a cabo en estas últimas semanas [1]. Información netamente atroz para todas aquellas familias que, en circunstancias precarias, siquiera logran llegar a fin de mes con términos económicos decentes.
De esta manera, después de conocerse los exuberantes gastos de alimentación diaria por parte de los distintos miembros del Congreso de la República, varios congresistas vieron necesario justificar la situación a la ciudadanía. No obstante, más allá de generar tranquilidad con sus declaraciones, estas generaron mucha más indignación. Por ejemplo, el congresista de Renovación Popular, Jorge Montoya, estableció: Lo que uno busca cuando hace un contrato es conseguir lo mejor de lo mejor. Querrán que comamos alfalfa seguramente […] ¿qué cosa quieren que se pida? ¿Comida de tercera?” [2] generando así un gran malestar e incomodidad a la población en general.
Asimismo, la actual congresista de Avanza País, Roselli Amuruz, intentó excusar sus gollerías de parlamentaria con el siguiente comentario: Deberían preguntárselo a congresistas anteriores, desde años atrás, porque son prácticas parlamentarias de años, no es porque nosotros lo solicitamos […] Son temas que nos ofrecen a nosotros y que está dentro de lo que incluye nuestra gestión, en todo caso la pregunta debería ir al tema administrativo que durante años ha sido así, ¿qué culpa tenemos nosotros? [3]. El argumento de la congresista no es solo descarado y poco empático, sino que representa una gran falta de respeto para la población peruana.
Por otro lado, es fundamental realizar un análisis al trasfondo de la indignación pública tras la investigación que terminó por exponer una vez más la astucia y abuso por parte de nuestras autoridades estatales tras gozar del privilegio de acceso al dinero público y de sus cargos parlamentarios en beneficio propio.
Perú, el país de Sudamérica con la tasa más alta de Inseguridad Alimentaria
Los hechos suscitados por parte del Congreso de la República provocan la ofensa popular debido a que nos encontramos en una situación de hambruna en más de la mitad del país, asunto que ha recibido insuficiente e ineficiente intervención por parte del gobierno. La proliferación actual de las ollas comunes, tras la crisis de fertilizantes y la escasez de alimentos, expone la necesidad de miles de familias peruanas por acceder a un plato de comida en su rutina diaria.
“Es una cachetada a nuestra pobreza, a nuestra realidad. Comemos pescuezos, porque ahora el pollo cuesta 10 soles con cincuenta el kilo. Para comer pollo debemos aportar hasta 200 soles para comprar 5 o 6 pollos y eso debemos cortarlo en pedacitos, ni siquiera comemos en presas. Todavía dicen que queremos que coman comida de tercera […] Nosotras hemos sacado un presupuesto para las ollas comunes, desayuno y almuerzo un total de 9 soles, aunque sea 10 soles, eso deberían asignarnos. Sin embargo nos dan una migaja, tres soles con sesenta, y los comedores populares tienen menos, un sol ochenta” sostiene Fortunata Palomino, presidenta de la Red de Ollas Comunes, frente a las declaraciones del congresista Jorge Montoya [4].
Un detalle importante por señalar es que justamente, en la coyuntura actual, las ollas comunes ya no recibirán arroz fortificado con hierro y leche, pues este será cambiado por el arroz convencional. Retirar un elemento de propiedad base en la alimentación de cientos de peruanos no solo perjudica la calidad de nutrición de la población, sino también aumenta la probabilidad de que las tasas de enfermedades que atacan al sistema inmune, tales como la anemia, se incrementen.
Situación de la anemia en el Perú y los programas sociales de alimentación
En ese mismo sentido, las irresponsables declaraciones de Jorge Montoya y otros congresistas han dado pie a hablar sobre un tema sumamente importante dentro del país: la anemia en el Perú y los programas sociales de alimentación.
En nuestro país, la anemia afecta al 43,6% de los niños menores de tres años, esta cifra ha permanecido sin mayores cambios en los últimos cinco años a pesar de los esfuerzos por reducirla. Por ende, la situación actual de la anemia en el Perú ha representado un grave y persistente problema enquistado en la salud pública nacional. Por ejemplo, el informe del Ministerio de Salud detalla que la anemia infantil en Perú se debe en gran medida al bajo consumo de alimentos que permitan combatir dicha enfermedad. Ahora bien, el Programa Nacional de Alimentación Escolar (PNAE) Qali Warma, sin duda alguna, ha brindado un servicio alimentario de calidad a través de la provisión de desayunos y almuerzos saludables y adecuados a los hábitos de consumo locales en las instituciones educativas públicas durante todos los días del año escolar .
En nuestro país, existen numerosos retos para poder reducir la anemia infantil en el Perú, entre ellas las grandes desigualdades sociales en las zonas pobres y en las áreas rurales en el interior del Perú. No obstante, el hecho de que nuestros representantes de la patria perpetúan discursos que invisibilizan la realidad de muchísimos peruanos extralimita la posibilidad de poder tener un país sin una constante crisis alimentaria.
Conclusión
A modo de conclusión, resulta importante reflexionar en torno a los comentarios que fueron vertidos por diversos congresistas y la realidad que nos permiten evidenciar. En el Perú se vive una constante y preocupante crisis alimentaria que pone en situaciones de vulnerabilidad a diversos connacionales. Por ello, el hecho de que autoridades políticos perpetúen narrativas que invisibilizan la latente crisis demuestra la imposibilidad que hasta el día de hoy se tiene de erradicar por completo la crisis a pesar de las iniciativas que se han venido realizando desde el gobierno peruano.
Bibliografía
[1] América Noticias (2023). El costoso buffet del comedor del Congreso que pagan todos los peruanos.
[2] Infobae (2023). “Tenemos derecho a comer rico”: Estas son las increíbles respuestas de los congresistas por el buffet de 80 soles. https://www.infobae.com/peru/2023/02/21/buffet-congreso-80-soles-respuesta-de-los-congresistas-por-costoso-menu/
[3] RPP Noticias (2023). Gastos en el Congreso del Perú: “Nosotros no hemos solicitado nada” señala Rosselli Amuruz. https://www.youtube.com/watch?v=OvY4bySoh_Q&t=437s
[4] Exitosa Noticias (2023). Palomino: Con lo que recibe un congresista para comer, podemos alimentar a cientos de peruanos. https://www.youtube.com/watch?v=vG77r7a6-90
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