
América Latina, un pueblo sin piernas, pero que camina, ¡oye!: “Latinoamérica” como referente para el análisis de la situación sociopolítica de la región.

Escrito por Mariel Abad y Piero Chávez, miembros del Área de Investigación del Equipo de Derechos Humanos.
La canción Latinoamérica de Calle 13 se estrenó en el año 2011 y cuenta con la colaboración de cantantes que luchan por la música popular en la región, tales como Susana Baca y María Rita Camargo [1]. La canción hace un intento (muy bien logrado) de desarrollar una identidad latinoamericana en relación no sólo a factores positivos, sino a las problemáticas sociales. En los últimos días, la canción ha recolectado en las plataformas virtuales decenas de comentarios que la señalan como un “himno de las manifestaciones en la región” relacionándola con la protesta actual en Colombia [2]. René, ex vocalista de Calle 13, manifestó recientemente sobre la situación colombiana que “si un pueblo sale a manifestarse en medio de una pandemia es porque su gobierno es más peligroso que un virus” [3]. Bajo este escenario buscamos analizar la situación sociopolítica de la región a la luz de segmentos de la canción referida. Para ello iniciaremos con una revisión al desarrollo de cuatro países de la región y su relación con los estallidos sociales de los últimos años, así como los derechos que se han vulnerado en estos procesos.
En primer lugar, se abordarán cuatro países latinoamericanos: Colombia, Perú, Chile y Venezuela, que servirán para retratar la situación socio-política en la región. Para ello, se usará como referencia el siguiente extracto de la canción: “Soy el desarrollo en carne viva, un discurso político sin saliva” [1]. Por ende, a través de este fragmento se pretende establecer una relación directa entre los avances en el desarrollo y la calidad de vida de las personas, así como el rol de la clase política en esta relación. Al respecto, se debe mencionar que la concepción de desarrollo ha variado en las últimas décadas. La Organización de las Naciones Unidas pasó de un enfoque que considera únicamente el crecimiento económico de un país a una visión centrada en la persona y su bienestar, que incluye indicadores de acceso a la salud y educación, así como de desigualdad, pobreza multidimensional y un entorno adecuado [4]. Estos criterios servirán para entender la situación de estos cuatro países y su relación con los estallidos sociales en los últimos años.
Estos países coinciden en desigualdades estructurales en el acceso a servicios básicos como educación o salud, y en los casos de corrupción de sus gobiernos. Las protestas en Colombia son el ejemplo más reciente de descontento social frente a esta situación. Si bien la ciudadanía decidió tomar las calles el reciente 28 de abril por una reforma tributaria perjudicial para las clases medias, las razones van más allá de esta reforma. Parte de los reclamos se relacionan con motivos económicos y la brecha de desigualdad en el país. Vale la pena mencionar que Colombia es el segundo país más desigual en América Latina y el séptimo en el mundo, según el Banco Mundial [5]. Estos datos se materializan en la calidad de vida de las personas; por ejemplo, en el acceso a la educación. Los manifestantes exigen una mayor inversión en el sector educativo. A pesar de que el gobierno de Iván Duque ha aumentado la inversión en este sector, no ha habido una mejora sustancial en el acceso a la educación. Hasta el 2019, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) estimó lo siguiente: en Colombia, mientras el 9% de estudiantes de las familias más pobres puede acceder a la universidad; en el caso de las familias más adineradas, esta cifra es de 53% [6]. Así, las recientes protestas son una reacción ante un escenario de inequidad social, que limita a la ciudadanía en sus derechos fundamentales y que se ha agravado a propósito de la crisis sanitaria por el Covid-19.
En el 2019, Chile vivió un escenario parecido: a raíz del alza de 30 pesos en el precio del transporte público, comenzaron una serie de protestas en este país. “No son 30 pesos, son 30 años” fue uno de los lemas principales durante las manifestaciones. Esto alude a los treinta años desde el retorno a la democracia, en los que se han solucionado las desigualdades en perjuicio de las clases medias y bajas. En esta línea, vale decir que “la clase media está tambaleándose con precios altos, sueldos bajos y un sistema privado de pensiones que deja a muchas personas en una situación de amarga pobreza” [7]. Por su parte, Perú enfrentó una situación similar el pasado noviembre. Tras la vacancia del expresidente Martín Vizcarra y la toma de mando de Manuel Merino, las ciudadanía peruana decidió manifestarse en las calles. No se pretendía la defensa de un político en particular, sino una voz de protesta frente a una clase política que solo favorece a intereses particulares y que es incluso capaz de sumirnos en una crisis política en el marco de la crisis sanitaria por el Covid-19. En este sentido, si bien organismos internacionales reconocen un avance en el crecimiento de estos países, los sucesivos gobiernos no han sido capaces de trasladar tal crecimiento a la calidad de vida de las personas, quienes, frente al hartazgo de una economía desfavorable y de gobiernos indolentes, han decidido tomar las calles como recurso para una mejora en sus vidas.
Ahora bien, no es posible atribuirle una única razón a todas las protestas en las región; sin embargo, en base al déficit de los estándares de desarrollo en los cuatro casos, podemos dar algunas luces de las motivaciones en común en cada país. Para tal análisis partiremos de la frase “el que no quiere a su patria no quiere a su madre” [1]. Este extracto de la canción guarda una clara relación con el amor a la patria y a la lucha por la democracia. Un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos reconoce que la protesta está estrechamente vinculada a la promoción y defensa de la democracia, e incluso, en situaciones de ruptura del orden institucional democrático, la protesta no es sólo un derecho, sino un deber [8]. Así, el lema de las protestas de noviembre pasado en el Perú fue la lucha por la democracia contra el golpe de Estado de una mayoría de congresistas [9]. Además, en Chile los y las manifestantes protestaban contra el sistema socioeconómico chileno que ha incrementado la brecha de desigualdad [10]. El escenario venezolano es aún más crítico, durante el año 2017, los y las manifestantes se pronunciaron en contra de la ruptura del orden constitucional, la escasez de alimentos y el control del Gobierno de instituciones como el Tribunal Supremo [11]. En consecuencia, a grandes rasgos, las protestas en espacios públicos en la región coinciden en su estrecha relación con el amor a la patria y la defensa del orden democrático.
El derecho a la protesta es criminalizado en muchos países latinoamericanos. De este modo, en la región la protesta y las movilizaciones en los espacios públicos han generado una respuesta estatal de represión y limitación de derechos pues se percibe que alteran el orden público y amenazan la estabilidad institucional [8]. Evidentemente, existe en este escenario una paradoja; la protesta es una vía legítima para la defensa de la democracia, pero también es considerada un peligro para la misma. Durante las protestas en Chile, se criticó a las autoridades por no abordar los reclamos rápidamente y, en cambio, calificar a los manifestantes como “delincuentes” [10]. En el actual escenario colombiano, las autoridades reconocen que hay grupos violentos infiltrados entre los manifestantes pacíficos; no obstante, las declaraciones oficiales tienden a generalizar a los protestantes llamándolos “vándalos” y asociándolos al terrorismo [12]. Esta situación se refleja en la respuesta estatal de Fuerzas Armadas y cuerpos policiales. En Venezuela, el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social contabilizó 157 muertes como resultado de la represión policial en pocos meses [11]. Las manifestaciones en Colombia han dejado hasta la fecha 47 víctimas mortales y aún se reporta el uso excesivo y arbitrario de la fuerza [13]. Asimismo, en Latinoamérica, la frase “soy la fotografía de un desaparecido” hace alusión a las desapariciones de personas en la región. Esta violación grave de derechos huamanos no solo es propia de los conflictos armados, sino que es un rasgo que, lamentablemente, caracteriza a las protestas. Tras 12 días de protestas en Colombia se han reportado más de 500 desapariciones [13]. En el caso peruano, se denunciaron detenciones arbitrarias y se constató al menos 44 desaparecidos en un solo día de manifestaciones [14].
En conclusión, los países en la región sí comparten rasgos comunes que construyen de forma aún difusa una identidad latinoamericana. La canción “Latinoamérica” es un eje para entender la relación entre las desigualdades sociales, el desarrollo aún pendiente y su relación con las protestas ciudadanas. La región latinoamericana se ha construido sobre la base de un concepto de desarrollo obsoleto, que solo considera el crecimiento económico, pero no el desarrollo en base al ejercicio de derechos fundamentales y una ciudadanía activa. Han transcurrido 10 años desde que la canción “Latinoamérica” se estrenó; sin embargo, el extracto que motivó este artículo sigue más vigente que nunca: “América Latina, un pueblo sin piernas, pero que camina, ¡oye!” [1].
Referencias:
[1] Calle 13. (2011). Latinoamérica [canción]. En Entren Los Que Quieran. Sony. https://www.youtube.com/watch?v=DkFJE8ZdeG8…
[2] Muñoz, W. (2021, 5 de mayo). Esta canción debería ser el himno oficial de toda manifestación latinoamericana. [comentario en un video]. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=DkFJE8ZdeG8…
[3] Perez, R. [@Residente]. (2021, 28 de abril). Este es un mensaje para Colombia. Yo sé que soy puertorriqueño, pero si fuera colombiano estaría en contra de la reforma tributaria. . Instagram. https://www.instagram.com/p/COOO8LfDc12/
[4] Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. (2020, 14 de diciembre). 30 años de Desarrollo Humano en ALC en 5 gráficos. https://www.latinamerica.undp.org/…/30-years-of-human…
[5] BBC Mundo. (2021, 5 de mayo). ¿Por qué siguen las protestas en Colombia? . Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=D8TT9hijMz4&t=5s
[6] BBC Mundo. (2019, 27 de noviembre). ¿Qué provocó la ola de protestas en Colombia? . Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=rmK7HdMWCuQ
[7] Taub, A. (2019, 4 de noviembre). “Chile despertó”: el legado de desigualdad desata protestas masivas. The New York Times.
https://www.nytimes.com/…/protestas-sebastian-pinera.html
[8] Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. (2019). Protesta y Derechos Humanos Estándares sobre los derechos involucrados en la protesta social y las obligaciones que deben guiar la respuesta estatal.
[9] BBC News Mundo. (2020, 15 de noviembre). Renuncia Manuel Merino: qué hay detrás de las masivas manifestaciones que culminaron con la renuncia del presidente. https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-54924923
[10] Paúl, F. (2019, 23 de octubre). Protestas en Chile: 4 claves para entender la furia y el estallido social en el país sudamericano. BBC News. https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-50115798
[11] Meza, A. (2017, 8 de agosto). Un país sitiado por las protestas. El País. https://elpais.com/…/08/07/america/1502129834_574064.html
[12] CNN Español. (2021, 8 de mayo). Tres visiones sobre lo que ocurre en Colombia: el ministro de Defensa, la oposición y Human Rights Watch. https://cnnespanol.cnn.com/…/colombia-protestas-molano…/
[13] El periódico. (2021, 9 de mayo). Colombia eleva a 47 los muertos en las protestas contra el presidente Duque. https://www.elperiodico.com/…/colombia-eleva-27-muertos…
[14] Infobae. (2020, 15 de noviembre). La Coordinadora Nacional de Derechos Humanos de Perú constató al menos 44 desaparecidos tras las protestas. https://www.infobae.com/…/la-coordinadora-nacional-de…/.
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