Adelinda Díaz: realidades y retos de las Trabajadoras del Hogar (TdH) en Perú
Gabriela Tenorio Mucha - - 0 148 ViewsEscrito por Gabriela Tenorio, miembro de la Comisión de Diálogos Humanos del Equipo de Derechos Humanos.
Adelinda Díaz, una figura emblemática en la lucha por los derechos de las trabajadoras del hogar en Perú, es presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadoras del Hogar. Su incansable dedicación se centra en proteger a estas trabajadoras y asegurar el cumplimiento de sus derechos más básicos. Sin embargo, tras su experiencia de vida, Adelinda reconoce la triste realidad en la que muchas de estas mujeres se encuentran, atrapadas en una semi esclavitud que las deja vulnerables y desamparadas.
A sus 62 años, Adelinda no olvida el tormento que sufrió durante cuatro largos años, sometida a la trata de personas en el hogar donde fue obligada a trabajar sin remuneración alguna. Originaria de Cajamarca, llegó a los 14 años con la promesa de ser cuidada como una hija, pero en cambio, fue sometida a maltratos. Durante ese tiempo, estuvo completamente aislada de su familia, sus empleadores rompían las cartas que su papá le mandaba, nunca le dieron ropa o zapatos y no le permitían salir. Escapó a los 18 años, encontrándose desamparada en las calles, durmiendo en parques y enfrentando una realidad de la que muchos prefieren apartar la mirada. [1]
Adelinda resalta la importancia crucial de estas trabajadoras en la economía del país, a pesar de que muchas veces su labor pasa desapercibida o es menospreciada. Son ellas quienes permiten que otros puedan salir a trabajar con la tranquilidad de tener su hogar cuidado, pero a menudo pagan un precio demasiado alto por este servicio. La lucha por los derechos de las trabajadoras del hogar se remonta a más de 50 años atrás, con activistas como Adelinda liderando el camino. Su arduo trabajo ha dado frutos en forma de leyes, mesas multisectoriales y acuerdos internacionales como la ley 31047 y el convenio 189 de la OIT. Sin embargo, la batalla está lejos de terminar.
En la conmemoración de Adelinda y su incansable labor, no podemos pasar por alto el desafío que aún enfrentan las trabajadoras del hogar en su búsqueda de dignidad y justicia. Su historia nos recuerda que la lucha por los derechos humanos es una batalla constante, una que exige nuestro compromiso y solidaridad para construir un mundo más justo y equitativo para todas y todos.
El proyecto ANITA, que se adentra en los desafíos y las limitaciones de las Políticas de Protección Social para las Trabajadoras del Hogar (TdH), pone de relieve una realidad preocupante. Durante el año 2020, el número de trabajadoras del hogar disminuyó debido a la pandemia, pero en el 2021 se registró un incremento significativo, reflejando así la tendencia marcada por la crisis de la COVID-19. [3]
El estudio revela que, en promedio, las trabajadoras del hogar tienen entre 42 y 43 años de edad. Sin embargo, el panorama se torna alarmante al descubrir que aproximadamente 12 mil de estas trabajadoras son adolescentes, con una edad mínima de apenas 14 años. La gravedad de la situación se ve exacerbada por la falta de datos específicos que nos permitan conocer cuántas de estas jóvenes están por debajo de ese límite. Es importante señalar que, a pesar de que la SUNAT establece que la edad mínima para desempeñarse como trabajadora del hogar es de 18 años [3], este requisito no siempre se cumple en la práctica. La brecha entre la legislación y la realidad evidencia una falla sistémica que pone en riesgo el bienestar y la integridad de estas jóvenes trabajadoras.
En lo que respecta al acceso a la seguridad social, los datos son alarmantes. Hasta el año 2021, apenas el 7.5% de las trabajadoras del hogar tenía un seguro de salud proporcionado por su empleador, mientras que casi el 23% no estaba afiliado a ningún sistema de seguro. Aunque hasta el 2020 se registró un leve aumento en la cobertura de afiliación a sistemas de pensiones y a EsSalud, financiado por el empleador, ese mismo año más de 175 mil mujeres dejaron de trabajar como trabajadoras del hogar [4]. Para el año 2021, la cobertura en ambos indicadores fue similar a los niveles previos a la pandemia. Además, de acuerdo con la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) del mismo año, aproximadamente el 39% de estas mujeres han sufrido violencia en algún momento de sus vidas. Estas estadísticas reflejan una realidad preocupante y subrayan la urgencia de implementar políticas efectivas para proteger los derechos y la seguridad de las trabajadoras del hogar en Perú.
El panorama educativo tampoco es alentador. El 43% de las trabajadoras del hogar no ha completado la educación básica, que comprende tanto la primaria como la secundaria. Dentro de este grupo, el 40% de las trabajadoras que están en el rango de edad de 14 a 19 años no están estudiando. Además, un preocupante 4% de estas trabajadoras son analfabetas. [4] Esto refleja una profunda brecha en el acceso a la educación y resalta la urgente necesidad de intervenciones significativas en este ámbito.
Respecto a las condiciones de acceso a la salud, el porcentaje de trabajadoras del hogar que reportaron síntomas de malestar previo a la encuesta es notablemente alto, rondando alrededor del 50%. Es decir, aproximadamente una de cada dos trabajadoras del hogar ha experimentado algún síntoma [4]. Esta cifra revela una situación preocupante que merece una investigación más detallada. Además, en el contexto de las condiciones de salud de las trabajadoras del hogar, casi la mitad de ellas no buscó atención médica a pesar de haber experimentado malestar. Este hecho evidencia un problema de acceso a la salud que debe ser abordado de manera urgente.
Es importante considerar también la cobertura de protección social en este grupo. Tomando como referencia la presencia o ausencia de contrato, las trabajadoras del hogar se encuentran en una situación especialmente vulnerable. Solo un pequeño porcentaje de ellas tiene contrato, a pesar de que su jornada laboral suele ser considerablemente extensa en comparación con otros grupos de servicios.
La incansable labor de Adelinda Díaz y de innumerables mujeres trabajadoras del hogar ha sido fundamental en la lucha por la consecución de sus derechos y la mejora de sus condiciones de vida y trabajo. A través de décadas de dedicación y valentía, estas mujeres han desafiado las injusticias y han alzado su voz en busca de justicia y equidad. Las palabras de Adelinda resuenan con fuerza: “Durante toda mi vida he luchado porque mis compañeras entiendan que no deben agachar la cabeza, que no deben esperar a que otros decidan por ellas. Que son mujeres autónomas, que tienen los mismos derechos que cualquiera” [5]. Estas palabras son un recordatorio poderoso de la importancia de la autonomía, la dignidad y la igualdad de derechos para las mujeres que se desempeñan como trabajadoras del hogar.
Bibliografía:
[1] CHS Alternativo (2010). Las trabajadoras del hogar son víctimas de la semi esclavitud en pleno Siglo XXI.
[2] CRONICAS – Centro de Excelencia de Enfermedades Crónicas. Proyecto ANITA: Abordando los Desafíos y Limitaciones de las Políticas de protección Social para las trabajadoras del Hogar (TDH) en el Perú.
[3] SUNAT. Trabajado (a) del hogar.
https://personas.sunat.gob.pe/trabajador-dependiente/trabajador-hogar
[4] CRONICAS – Centro de Excelencia de Enfermedades Crónicas (2023, 29 de noviembre). Abordando los desafíos y limitaciones de políticas de protección social para trabajadoras del hogar. [Video]. YouTube.
https://youtu.be/eJK-ksf5fNo?feature=shared
[5] Mujeres que transforman (2018, 1 de octubre). Adelinda Díaz: “Toda mi vida he luchado para que mis compañeras entiendan que no deben agachar la cabeza”.
No hay comentarios