María Emilia Cornejo: La Muchacha Mala que Despertó la Voz de una Generación

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Escrito por Gabriela Tenorio, comisionada de Diálogos Humanos del Equipo de Derechos Humanos de la PUCP.

Maria Emilia Cornejo, nacida en 1949, fue una silenciosa rebelde. Su voz, como la de tantas mujeres de su generación, se vio constreñida por las normas que dictaba una sociedad que pretendía encasillarla. En las aulas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde estudió literatura, encontró un espacio para darle rienda suelta a su talento. En el taller de poesía dirigido por Hildebrando Perez y Marco Matos, Maria Emilia se encontró con otros artistas y fue ahí donde su voz comenzó a tomar forma. 

Como menciona un artículo publicado por Lima Gris (2022), la década de los 70 fue un punto de inflexión en la poesía peruana. Un renovado interés por la voz femenina, una búsqueda de nuevas formas de expresión y un cuestionamiento de los viejos paradigmas marcaron el panorama literario. Maria Emilia, sin proponérselo, se convirtió en una figura clave dentro de este contexto, una leyenda que se forjó alrededor de tres pilares: su vida íntima, sus vínculos con otros escritores de renombre y la naturaleza provocativa de su poesía.

La poesía de Maria Emilia era una declaración de independencia. Su pluma se alzaba en contra de la injusticia social. Su obra, llena de sensibilidad e intensidad, nos recuerda la lucha de las mujeres por su liberación, por la libertad de expresar su sexualidad y por ser dueñas de sus cuerpos, sus deseos y sus decisiones. Maria Emilia, con una valentía poco común, se atrevió a explorar el erotismo desde una perspectiva femenina, rompiendo con los cánones tradicionales que reprimían y silenciaban la voz de las mujeres. En sus versos, la experiencia física se entrelaza con la búsqueda de la propia identidad, desafiando las convenciones sociales que buscaban confinar a las mujeres a un rol pasivo. Con su poesía, Maria Emilia se convirtió en una pionera de una nueva sensibilidad, una voz subversiva que cuestionaba las estructuras de poder y abría camino para que otras mujeres se atrevieran a expresar su verdad. 

Maria Emilia, aunque brillante y con una voz literaria única, fue víctima de una crítica machista que buscó deslegitimarla como poeta y como mujer. La controversia se originó en torno a la autenticidad de 3 de sus poemas más reconocidos, publicados en la revista “Eros” un año después de su muerte. Aproximadamente una década atrás, José Rosas Ribeyro afirmó que estos textos no eran exactamente los originales de Cornejo, sino reconstrucciones realizadas por él y Elqui Burgos a partir de “apuntes desordenados y dislocados” de la autora. Ribeyro argumentaba que los poemas habían sido trabajados para darles una forma cohesionada. Estas declaraciones generaron dudas sobre la autenticidad y el valor de la obra de Cornejo, lo que ocasionó que su poesía fuera vista como incompleta e inconsistente, afectando así  la posición de Cornejo dentro del canon literario peruano. 

La falta de manuscritos que pudieran refutar estas “reconstrucciones” alimentaron el escepticismo acerca de la obra de la poeta. No fue sino hasta hace poco que se descubrió un cuaderno inédito de la poeta, “Cuaderno de francés”, que estuvo en manos de su amiga Charo Arroyo durante años. Al revisar este cuaderno, Pedro Casusol pudo notar que la intervención de Ribeyro y Burgos fue mínima  se limitó a ajustes usuales, como omitir algunos versos para mejorar la concisión o reorganizar fragmentos. Esto desmiente la versión de Ribeyro, los cambios no fueron una “reconstrucción” de los poemas de Cornejo. 

Este conflicto es un reflejo del sectarismo y el machismo en la escena literaria, un conflicto que desafortunadamente trasciende épocas y fronteras. La polémica en torno a la autenticidad de la obra de Cornejo muestra cómo se usaron estas críticas para desacreditar a una poeta que rompía con los espacios tradicionalmente masculinos de la literatura peruana dando voz a una sensibilidad femenina en un entorno dominado por hombres.

En uno de sus poemas más conocidos, Maria Emilia escribe: 

“soy 

la muchacha mala de la historia, 

la que fornicó con tres hombres 

y le sacó los cuernos a su marido. 

soy la mujer

que lo engañó cotidianamente

por un miserable plato de lentejas, 

la que le quitó lentamente su ropaje de bondad

hasta convertirlo en una piedra

negra y estéril

soy la mujer que lo castró 

con infinitos gestos de ternura 

y gemidos falsos en la cama. 

soy 

la muchacha mala de la historia” (2005, p. 87)

Estas líneas, a simple vista, evidencian su ruptura con lo establecido. El yo lírico se autodenomina “la muchacha mala de la historia” y se narra desde una perspectiva que desafía las normas de género y moralidad de la Lima de los 70´s. A través del estigma que suele imponerse a las mujeres cuando desafían las expectativas sociales, Maria Emilia crea una reflexión irónica y crítica. Los versos juegan con la idea de la “mujer mala” que históricamente ha sido condenada por una sociedad patriarcal por transgredir las normas, el primer verso, es una especie de autoproclamación del yo poético desafiante que sugiere que está hablando desde la perspectiva de una mujer que ha sido juzgada y estigmatizada. 

Mas adelante el  yo lírico menciona que tuvo relaciones sexuales con tres hombres y que “le sacó los cuernos a su marido”. Esta afirmación no necesariamente es un reconocimiento de culpa, sino una manera de poner en tela de juicio las convenciones sociales sobre la fidelidad y la pureza femenina. La forma directa de describir estas acciones revela la voluntad de rechazar las etiquetas moralizantes

En la sociedad limeña pacata de la época, marcada por un rígido código moral, se esperaba que las mujeres se mantuvieran dentro de un ámbito recatado y silencioso. Maria Emilia, con un lenguaje desafiante, cuestiona este orden, reivindicando el derecho de la mujer a expresar su sexualidad y sus deseos sin censura. Su poesía se convierte en un grito de libertad, en un llamado a desafiar las normas que pretenden controlar el cuerpo y la mente de las mujeres. La referencia que se hace al “miserable plato de lentejas” evoca la historia de Esaú en la Biblia, quien vendió su primogenitura por un plato de lentejas, esta referencia alude a un intercambio simbólico entre el yo poético y su amante, donde el plato de lentejas sugiere una vida monótona con las renuncias cotidianas que se hacen en una relación que con tanto desgaste se ha vuelto insatisfactoria; y donde además, el yo lírico se presenta como alguien que ha contribuido a la descomposición de esa relación. 

De la misma manera, los versos afirman que “castró” a su marido “con infinitos gestos de ternura y gemidos falsos en la cama”. resaltando así cómo la mentira actúa como una forma de poder en la relación, donde la ternura falsa y el sexo sin autenticidad han tenido un efecto devastador. La “castración” de la que habla la autora, no debe ser interpretada de manera literal, sino como la pérdida de poder y agencia que el amante experimenta.  Es precisamente este hecho lo que invierte las dinámicas tradicionales de poder, en las que históricamente el hombre mantiene el control. Al mostrar a un amante que ve su autoridad y autonomía disminuidas, la autora desafía y debilita el rol dominante del hombre. Así, al “castrar” simbólicamente al amante, la obra reivindica un espacio en el que las figuras femeninas no se ven subordinadas, sino que se fortalecen y resisten, ganando terreno en un ámbito que antes era hegemonizado por el hombre  Al concluir el poema con la misma frase del inicio, la poeta cierra un ciclo de reafirmación del estigma que la sociedad le ha impuesto. Esta repetición sugiere un tono desafiante y reivindicativo, como si la protagonista estuviera aceptando o apropiándose de este rol que le han asignado, dándole su propio significado. Así, nos invita a cuestionar la idea de lo “bueno” y lo “malo” en un contexto más amplio. 

Hoy, recordamos a Maria Emilia Cornejo, la poeta que se atrevió a romper las cadenas de la opresión y a hablar con la fuerza de su corazón. Su voz, aunque silenciada durante mucho tiempo, sigue siendo un faro de esperanza, un llamado a la libertad y la justicia para todas las mujeres que buscan ser escuchadas. Que su ejemplo inspire a las futuras generaciones a seguir desafiando las normas y a luchar por un mundo donde la voz de la mujer resuene con la fuerza de la verdad.

Bibliografía: 

Cornejo, M. (2005). En la mitad del camino recorrido. (3. ed.). Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán. 

Lima Gris (2022 15 de agosto). El último duelo de María Emilia Cornejo. Lima Gris. https://limagris.com/el-ultimo-duelo-de-maria-emilia-cornejo/ 

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